La primera planta de café tuvo su origen en el Cuerno de África. Las tribus nativas tenían la costumbre de mezclar las bayas de café molido con grasa animal en pequeñas bolas, que luego eran utilizadas para dar energía a los guerreros durante las batallas.
Durante estos tiempos antiguos, se creía que las propiedades estimulantes del café eran una especie de éxtasis religioso.
La bebida adquirió una reputación mística, llena de secretos y asociada con curas y doctores. Dos leyendas emergieron para explicar el descubrimiento de los mágicos granos.Cuenta una leyenda que un pastor de cabras notó que sus cabras se excitaban más que de costumbre cuando ingerían las cerezas rojas de un arbusto silvestre. Llevado por la curiosidad probó él mismo las cerezas. Encantado por los efectos vigorizantes del café, se le vió bailar con sus cabras cerca de un grupo de monjes. Pronto los monjes empezaron a hervir los granos y a utilizar el líquido para permanecer despiertos durante las ceremonias que duraban toda la noche.
Según otra leyenda, un musulmán fue condenado por sus enemigos a vagar por el desierto. En su delirio, el hombre oyó una voz que le ordenaba comer la fruta de un árbol de café cercano. Intentó ablandar los granos en agua, y como no lo consiguió, bebió simplemente el líquido. Interpretando su supervivencia y energía como un signo de Allah, volvió a su gente a difundir su fe y la receta.
Difusión en todo el mundo
Hacia el siglo XV comenzó el cultivo de café y durante muchos siglos posteriores la provincia de Yemen en Arabia fue la principal proveedora de café del mundo.
La demanda de café era muy alta, y los granos que salían del Puerto de Mocha en Yemen venían controlados. Ninguna planta fértil podía ser exportada. A pesar de las restricciones, los peregrinos de la Meca llevaban a su país de contrabando las plantas de café, y pronto las cosechas del café se implantaron en India.
El café llegó a Europa a través de Venecia, donde se comerciaban perfumes, tés, tintes y tejidos con los mercantes de la Ruta de las Especias. Muchos mercantes europeos se acostumbraron a tomar café en el extranjero y lo llevaban de vuelta a Venecia. La bebida ganó en popularidad cuando se empezó a vender en los mercados callejeros.
La demanda de café hizo florecer su producción también fuera de su zona de origen. En el siglo XVII, los holandeses introdujeron el cultivo de café en sus colonias en Indonesia, y los franceses fueron los primeros en crear plantaciones en Latinoamérica. Hoy en día, el café es el segundo producto de consumo más comercializado en el planeta – ¡lo supera sólo el petróleo!
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